viernes, 18 de mayo de 2012

Voy a ser feliz

Abrí los ojos, largos minutos -yo diría que años- después de despertarme. Mi gata retozando a alrededor y el sol colándose torpemente a través de los agujeros de la persiana, hacían del nuevo día, una deuda ineludible.
Observe dibujados en el techo, los traviesos lunares luminosos que se proyectaban desde la persiana y recordé como las niñas solían jugar cuando eran bebes con esas luces entre sus manos como algo mágico y apasionante. Entonces comprendí que hay momentos en que cualquier recuerdo que te abrace a la vida, cuando esta te observa burlona al borde del abismo, puede resultar doloroso e intente fulminarlo levantándome de un salto y abriendo la persiana.
Aquella mañana aun guardábamos en los bolsillos el afilado olor a consulta de Oncología de la tarde anterior, descosiéndonos las costuras.
Ambos estábamos un poco agotados de tantas verdades a bocajarro, pero decidimos avanzar -uno por necesidad y otro por lealtad- de la mano.
Supongo que a veces nos encontramos con situaciones irremediables que nos exigen tomar las decisiones necesarias para emprender de nuevo el viaje modificando la ruta y aceptando la incertidumbre como parte del trato. Dejando de sobrevivir entre tanta crudeza y comenzando a vivir suavemente a pesar de todo… o de nada, asumiendo el compromiso y las consecuencias que implica "esto de estar vivo" y descubrir realmente de que estamos hechos.
Hablo de ese tipo de momentos que cambian drásticamente la vida de una persona, cuando avanzando entre el caos y la oscuridad, de repente un guiño audaz ante la vida que nos inspire pintar fuera de las líneas del dibujo, una nueva visión con gafas 3D, el cosquilleo del pica-pica en la lengua y una sonrisa de medio lado a destiempo, es capaz de cambiar nuestro curso y marcar la diferencia.
El espíritu humano esta lleno de historias de superación, en las que de los momento más frágiles surgió la fortaleza más heroica sosteniéndose inquebrantable ante las inclemencias, y de las tinieblas más desoladoras, surgió fulminante una poderosa luz blanca, capaz de iluminar el universo.
Porque es nuestra interpretación de la vida y nuestras decisiones, en los momentos más críticos, donde radica la esencia para cambiar el curso de nuestro destino. Y cuando estas decisiones están basadas en un gran propósito, nuestra mente se expande, rompe las barreras del miedo y halla un nuevo mundo lleno de posibilidades.
Así que este es mi nuevo y crucial proyecto "Amapolas en la boca". Un propósito de vida que comienza con una decisión: VOY A SER FELIZ.



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